*Narra
Cris*
Pasamos el resto del día tristes. No atendí en
ninguna clase, estaba mas preocupada por mi hermana, quería asegurarme de que
no lloraba, de que estaba (dentro de lo que nuestra situación suponía) bien.
Los chicos no nos dirigieron la palabra en
todo el día, e hicieron bien, porque si no les iba a pegar a ellos en lugar de
a la estúpida de Jessica… Que se creían?! A que venia el defenderla ahora?! Pero
más de lo que me preocupaban los demás… Como osó Louis defenderla a ella en
lugar de a mi?! Empezaba a replantearme que era él el que iba detrás de ella, y
no al revés como dijo él ayer; que me había hecho ilusiones para nada, para que
luego Jessica lo gozase viéndome sufrir…
Decidí que lo mejor seria no ir al
entrenamiento, aproveche que Nat estaba en el baño para hablar con la
entrenadora y decirle que no íbamos a ir, que no estábamos bien, y ella lo entendió
perfectamente; mejor.
Cuando estábamos saliendo del instituto note
como todos nos miraban, pero no nos miraban ni con odio, ni miedo, ni asco por
pegarnos tantas veces con Jessica, si no que nos miraban con pena… No se por
que me daba que a alguien se le había ido la lengua con lo de nuestros padres…
Y no se porque me dio que fue Jessica, o alguno de los chicos, lo cual me cabrearía
aun mas… Intente ignorarlo ya que notaba como la ira surgía de mi interior.
Cuando acabábamos de pasar la puerta y
caminado no mas de 100m, oí como una voz familiar me llamaba, una voz que antes
podría hacerme ilusión oír, pero que lo único que hacia ahora era que me
cabrease aun mas…
-Cris, por favor! Tan solo escúchame un
momento!-me grito Louis al ver que le ignoraba, y cada vez le oía mas de cerca.
Vi como Nat me miraba, temía que me derrumbase o algo parecido.
-Déjame en paz Louis, vete a seguir
defendiendo a tu noviecita la rubia de bote esa, que seguro que te ocupará todo
el día-le dije lo mas borde que pude, y no tuve que esforzarme mucho en sonar así.
Note como me agarraba del brazo y le decía a
Nat que me esperase en el hotel, que solo tenia que hablar conmigo un momento.
Intente soltarme como pude, pero no me soltó.
-Louis, suéltame si no quieres que te rompa
la nariz como a tu querida Jessica!
-NO ES QUERIDA! NO ES NADA MIO-nunca había
visto a Louis tan cabreado, pensaba que era imposible…-. Me vas a dejar
disculparme, o vas a seguir echándome en cara cosas que no son verdad?
-No tienes nada de que disculparte, lo
entiendo perfectamente; quieres protegerla, guay, que seáis muy felices.
-Deja de decir que siento algo por ella
porque es mentira, y lo sabes!-me agarró aun con mas fuerza el brazo al ver que
quería largarme de ahí y no oírle mas.
-Y por que la defiendes a ella, Louis?! POR
QUE!? No soy yo la que va provocando, y ni mucho menos la que hace daño donde
mas duele! No tienes ni idea de cómo lo estamos pasando Nat y yo! No sabes lo
que es perder lo mas preciado que tienes en este mundo! NI TU NI
NADIE!-mientras le decía esto note como mi voz se quebraba y me saltaban las
lagrimas-. Está haciendo daño a mi hermana, es lo único que me queda en este
mundo, y no voy a permitir que la hundan, no voy a dejar que la torturen de esa
forma. Así que si no estas con nosotras, estas contra nosotras.
Me solté el brazo con fuerza y me fui corriendo
incapaz de controlar las lágrimas.
*Narra
Zayn*
Cuando llegamos a casa, todos estábamos
callados, nadie hablaba.
Seguía recordando la escena de las dos
hermanas mellizas llorando, en el suelo, rotas tras las palabras de Jessica,
mientras Cris, la mayor, le cantaba nanas a su hermana al oído para calmarla.
Recordarlo dolía, mucho. Ellas están pasando por el momento mas duro que
posiblemente hayan pasado nunca, y nosotros nos hemos equivocado en la forma de
protegerlas.
Hemos protegido a Jessica, y eso nunca nos
lo perdonaran. Recuerdo los ojos de Cris, mirándome, llenos de odio y supe que
si alguna vez tuve alguna posibilidad de volver a conseguir una cita o aunque
tan solo fuese una sonrisa suya, la había perdido para siempre.
Tras un rato llego Louis, que había salido
corriendo detrás de Cris para intentar arreglar nuestra cagada, pero al ver que
su rostro supe que no había tenido mucho éxito.
-No nos van a perdonar nunca…-dijo, sentándose
en el sofá y puso la cabeza entre sus manos, tratando de relajarse. Supe ahora
lo duro que era para él todo esto; el la quería, yo solamente era un caprichoso
intentando quitársela.
-No creo que sea para tanto Louis, tarde o
temp…-empezó a decir Niall.
-NO, NIALL, no tienes ni idea de cómo me
miro Cris, no sabes lo dolida que esta, no os hacéis ni una idea de por lo que están
pasando… Lo han perdido todo, solo se tienen la una a la otra, y Jessica esta
intentando quitarles eso derrumbándolas…-Louis estaba, además de triste,
cabreado. Todos lo estábamos, pero no podíamos hacer nada para remediar esta
situación; era verlas tristes y dolidas, o verlas muertas.
-Maldigo la hora en la que aceptamos este
trabajo… La maldigo más que a la mismísima Jessica…-dijo Harry, que estaba en
la misma posición que Louis-. No puedo mas, me voy a dar una vuelta-dijo, y
salio por la puerta mientras todos le mirábamos.
Louis se levanto hecho una furia y se encerró
en su habitación, mientras Liam y Niall intentaban pensar en una forma de
arreglar este jaleo que habíamos montado, no solo por las chicas, si no por
nuestros 2 amigos que también lo estaban pasando mal… Yo tan solo me limite a
escuchar.
Al final llegaron a la conclusión de que lo
mejor era dejar pasar el tema, no hablarles, no hacer nada salvo mantener a
Jessica alejada de ellas fuese como fuese, y después del fin de semana,
intentar solucionarlo todo cuando los ánimos estuviesen mas calmados.
Estos 3 días se me iban a hacer eternos. No podía
soportar otro día mas viendo la mirada de odio de Cris calándome hasta lo más
hondo.
*Narra
Cris*
Me desperté por la mañana con los ojos
hinchados, me había dormido entre lágrimas, al igual que Nat, ya que la escuche
sollozar toda la noche, lo cual empeoraba las cosas…
Me destape y fui corriendo hacia mi mochila,
saque boli y papel y empecé a apuntar todas las nanas que mi madre nos cantaba
a mi hermana y a mi de pequeñas, haciendo que las lagrimas surgieran de nuevo.
En cuanto acabe, doble las hojas y las dejé en la mesa. Hoy no íbamos a ir al
instituto, estaba harta de vivir en un hotel. Hoy íbamos a buscar un piso.
Desperté suavemente a Nati, igual que hacia
nuestra madre cuando éramos pequeñas, y al despertarse y mirarme con su
últimamente frecuente triste mirada, volví a ver a esa pequeña niña asustada de
5 años con miedo al monstruo de debajo de la cama.
Nos duchamos y vestimos sin prisa, y
caminamos por el centro de la ciudad buscando pisos, hasta que después de
caminar y mirar cerca de 3 horas, vimos uno perfecto: cerca del centro, a poco
tiempo caminando del instituto, 3 habitaciones, cocina, 2 baños y un salón
enorme, perfecto. Estaba amueblado y decorado con un estilo moderno y colores llamativos,
me encantaba. Al día siguiente nos mudaríamos, ya que teníamos dinero para
pagar la mayor parte de este, y el resto lo pagaríamos mes por mes con el
dinero que nos daban por perder a nuestros dos padres y lo que nos quedaba de
la herencia.
Estábamos recogiendo las cosas del hotel, ya
que iba a ser nuestro último día ahí, y de repente vimos nuestro viejo álbum de
fotos familiar. La primera foto mostraba a nuestros dos padres, hace 17 años,
cada uno con una de sus hijas mellizas recién nacidas, felices. Había olvidado
lo guapa que era mi madre, lo mucho que nos parecíamos a ella.
Según pasábamos las páginas, más recuerdos venían
a nuestra mente: nuestro primer cumpleaños, la vez que fuimos al zoo, el primer
día de instituto… Recuerdos de lo que solía ser una familia feliz, de la que
ahora solo quedaban dos chicas adolescentes rotas y hundidas.
Ese álbum era lo poco que se salvo del
incendio que le quito las vidas a nuestros padres. Recuerdo bien la fecha: 18
de julio. Estábamos celebrando nuestro cumpleaños en Madrid cuando paso. Ese
fue el día que lo cambio todo.
Se me llenaron los ojos de lágrimas cuando
lo recordé, y al mirar a mi hermana vi que le pasaba lo mismo. Entonces recordé
lo que estuve haciendo esta mañana. Cogí los folios doblados por la mitad y se
los puse en las manos:
-Esto es tuyo. Cada vez que estés triste, ábrelo
y cántalas, veras como todo ira mejor-le dije mientra le ponía el pelo detrás
de la oreja.
Me lanzó una triste sonrisa y me abrazo.
A
la mañana siguiente, sábado, cogimos todas nuestras cosas y nos dirigimos en
taxi hacia nuestra nueva casa. La tarde la pasaríamos comprando comida y cosas
para el día a día, y colocaríamos nuestras cosas en lo que quedaba de mañana.
Justo entonces pasamos por delante de un
bar. Un bar que me trajo un recuerdo muy agridulce. Recuerdo la tarde de un
miércoles, con un chico, tomando piñas coladas mientras reíamos. Un recuerdo
que estaba dispuesta a mantener como eso, un recuerdo. No quería volver a vivir
nada con esa persona, no después de lo de ayer.
No hay comentarios:
Publicar un comentario